19.10.10

Análisis de películas: Buried (spoilers)

A partir de hoy, voy a intentar escribir pequeños análisis desde el punto de vista del guión, de películas que estén en cartelera. Si es posible, lo haré una vez al mes.

Evidentemente, estos análisis estarán plagados de spoilers (no estaría mal encontrar una palabra española que nos librara de este anglicismo, por cierto), así que quienes queráis ver la peli sin saber lo que ocurre al final, deberíais evitar leerlos.

Una nota sobre estos posts: que alguien (en este caso yo) escriba sobre una película y señale cosas que le parecen erróneas o mejorables no implica que él fuese capaz de hacer las cosas mejor. Cuando vemos un espectacular deportivo por la calle y, pese a todo, decimos que no nos gusta excesivamente su diseño, no se espera de nosotros que nos sentemos ante una mesa de dibujo y diseñemos un vehículo aún más aerodinámico. No soy un gran cocinero, pero puedo decir que el cordero que he comido hoy estaba demasiado salado y algo seco para lo que me gusta a mí. Basándome en mi experiencia como espectador, guionista y lector, trataré de analizar algunas películas, siempre con el mayor respeto por ellas y sus autores.

Tras todas estas advertencias, vamos con “Buried

Breve resumen

“Buried”, escrita por Chris Sparling y dirigida por Rodrigo Cortés, trata de Paul Conroy, conductor de camiones norteamericano secuestrado en Irak y enterrado vivo hasta que sus captores reciban un rescate.

Pequeño análisis de la estructura (aquí spoilers a saco, advierto de nuevo).

Detonante de la acción: Paul Conroy despierta en un ataúd, descubre que está enterrado.

Primer acto: Conroy se libera de sus ataduras, toma conciencia de su situación y de los objetos de que puede disponer, descubre un teléfono móvil, hace varias llamadas, casi todas inútiles, pues topa con todas las dificultades burocráticas imaginables.

Primer punto de giro (minuto 25 aproximadamente. Sí, miré el reloj): primera comunicación con los secuestradores. Exigencia de un rescate: 5 millones de dólares o morirá.

Segundo acto: Conroy contacta con el negociador de secuestros Dan Brenner, que pasa a convertirse en su interlocutor y “aliado”. Brenner, de todos modos, asegura que el Gobierno de USA nunca pagará el secuestro. Paul resiste la presión del secuestrador, que le exige grabar un vídeo. Se enfrenta a una serpiente que penetra en el ataúd. El secuestrador presume de saber información sobre la familia de Paul. Éste teme que vayan a atacarles así que accede a grabar el vídeo. Sin embargo, esto no sirve para nada. Además, Paul se entera de que su compañera de trabajo ha sido asesinada. La moral de Conroy está en su punto más bajo. Utilizando una serie de trucos legales, la empresa para la que trabajaba despide a Paul y deja a su familia sin opción a cobrar su seguro de vida.

(Posible) Segundo punto de giro: Un bombardeo sobre la zona en la que está enterrado Paul casi acaba con él. El secuestrador deja de responder al teléfono. Paul imagina que el bombardeo ha acabado con su captor: ahora nadie podrá encontrarle.

Tercer acto: el secuestrador vuelve a llamar: no ha muerto en el bombardeo. Brenner, el negociador de secuestros, anima a Paul a aguantar; un iraquí está colaborando, les está conduciendo al lugar en el que él está enterrado. Lamentablemente para Paul, el iraquí ha llevado a los soldados a otro ataúd, donde yace otro soldado. No queda esperanza para Paul.

Nota sobre la estructura: no tengo claro cuál es el segundo punto de giro de la película. Me inclino por la supuesta muerte del secuestrador, ya que priva al protagonista de esperanza. Sin embargo, ocurre algo tarde en la historia y se trata de una “falsa alarma”. Tal vez el bombardeo, que empeora la situación del protagonista o, incluso, la muerte de su compañera de trabajo (que le mina la moral y le hace tomar aún mayor conciencia de la seriedad de las amenazas de los secuestradores) sean otras opciones como segundo punto de giro. (No pude mirar el reloj para comprobar en qué minutos ocurrían todos estos hechos).

Protagonista:

Paul Conroy

Antagonista:

Secuestrador iraquí

Objetivo del protagonista:

Sobrevivir, saliendo de su entierro

Aliados:

Dan Brenner (gestor de secuestros) y algunos otros comunicantes telefónicos.

Obstáculos, reveses:

Gente poco colaboradora al teléfono, serpiente, bombas “amigas”, dificultades técnicas con el teléfono…

Mi análisis

La premisa de “Buried” es original y contundente, y el conflicto es muy claro y comprensible. La película hace gala de un dominio técnico espectacular y de un gran ingenio.

Sin embargo, creo que unas cuantas cosas podrían haber mejorado “Buried”. Son opiniones, evidentemente, y no pido a nadie que las comparta. Voy con ellas.

- La premisa es la gran ventaja y… el gran problema de la película. Los manuales de guión (y la lógica) exigen que el protagonista de una historia sea activo, especialmente si estamos ante un guión de cine comercial. Encerrado en una caja, bajo tierra, las posibilidades de que el personaje sea activo son, lógicamente, muy restringidas. Sin embargo, creo que podrían haberse explorado otras vías:

- El personaje principal apenas intenta salir físicamente del ataúd. Ni siquiera en el momento en el que el bombardeo lo hace trizas. Creo que es una vía que convendría haber explotado más (para, posiblemente, cerrarla después por inviable) y hubiera convertido a Paul en un personaje más activo.

- Las llamadas telefónicas. Ciñéndonos a la actividad que Paul sí realiza (hablar por teléfono) opino que el guión también deja muchas opciones por explorar, opciones que convertirían a Paul en alguien más activo e interesante:

- Por ejemplo; la negociación del rescate queda rápidamente aparcada. Una vez el negociador hace ver a Paul que el gobierno no pagará el dinero, el asunto apenas vuelve a mencionarse. Ni siquiera cuando el secuestrador hace una gran rebaja en su solicitud. ¿No hubiera sido interesante ver a Paul tratando de presionar para que el dinero fuera pagado? ¿Por qué no entra en contacto con los medios de comunicación para presionar a su gobierno? ¿Por qué no trata de recaudar fondos entre familiares, amigos o empresas? ¿Por qué no trata de engañar al secuestrador, asegurándole que el dinero está siendo recaudado para, por ejemplo, ganar tiempo?

- Que el personaje esté limitado únicamente a hablar por teléfono no debería implicar, como creo que ocurre en la película, que éste se convierta en una víctima instalada permanentemente en la queja y la indignación. Lamentablemente, la única iniciativa personal de Paul consiste en hacer unas cuantas llamadas de auxilio. Su única rebeldía, en aplazar su obediencia a las órdenes del secuestrador.

(Nota: creo que es realmente difícil escribir algo interesante sobre una víctima, especialmente si lo es durante toda la duración de la historia. Una víctima es un ser pasivo, en muchos casos, carente de libertad. El verdugo suele ser más interesante, ya que ante él se suelen presentar diversas opciones. Creo que lo ideal, dramáticamente, es narrar la transición de una víctima a verdugo o viceversa).

- Lo cual nos lleva al que, para mí, es el principal problema de “Buried”: su desenlace. Cuando el personaje es básicamente pasivo (una víctima, en este caso) cualquier final (positivo o negativo) resulta muy problemático. Si la resolución fuera positiva, Paul Conroy sería extraído de su ataúd por unos militares que, básicamente lo han encontrado por su cuenta (localizando la señal del móvil o capturando a un iraquí relacionado con el secuestro, por ejemplo). Lo único que habría hecho Paul para conseguir su salvación en tal caso sería sobrevivir y hacer un par de llamadas telefónicas. Es decir, nos encontraríamos ante algo muy parecido a un “Deus ex machina”; que, como sabemos desde Aristóteles, resulta muy poco satisfactorio para el espectador.

- Tal vez huyendo de este final feliz “poco justificado” el guionista apostó por el final amargo que ya he relatado: pese a que los soldados, en el exterior, parecen haber logrado encontrar una buena pista, ésta se desvanece como apareció, sin que Paul tenga nada que ver con ella. Nuestro héroe queda en peor situación que al principio, más cansado, sin apenas esperanzas ni batería en el móvil. Morirá. En mi opinión, se trata de un final que traiciona al género de la película y, por lo tanto, al espectador. No soy un gran defensor de los finales felices pero… personalmente opino que un guión de este género, de thriller, suele consistir en llevar al protagonista a una situación de peligro extremo y dejar que éste salga de ella gracias a una solución lógica pero, a la vez, sorprendente para el espectador. La habilidad del guionista consiste, habitualmente, en sembrar de manera lo más discreta posible, los trucos que usará el héroe para salir bien librado de una situación tan extrema.

- En cierto modo, parece que quien se encontraba encerrado, desesperado y sin atisbar ninguna vía de salida era el guionista, que no halló forma de salir de la extrema premisa que había creado. Su final tiene, en mi opinión, cierto aire de escamoteo: ¿qué le ocurre a un tipo enterrado cuando nadie le echa una mano? Que muere, hubiéramos contestado todos. Sí, efectivamente, eso es lo que ocurre. Tan previsible como eso. Grandes ideas de guión y dirección no dejan de ocultar que nos encontramos ante una historia muy absurda: hemos visto a un tipo enterrado concibiendo esperanzas de librarse gracias a las palabras de otras personas. Poco después, estas esperanzas desaparecían, gracias a palabras pronunciadas por las mismas personas. Sí, un tipo enterrado bajo la arena corre serio riesgo de morir. Lo sospechábamos antes de ver la peli, lo tenemos algo más claro ahora. Cortés ha hecho referencia a Hitchcock en unas cuantas entrevistas sobre "Buried". Creo que la habría venido bien escuchar estas palabras del director inglés.





Hitchcock comienza por explicar su conocida teoría sobre el suspense: él prefiere anticipar el peligro (la bomba bajo la mesa) para cargar de tensión una secuencia que hacer que ésta explote por sorpresa. Sin embargo, lo que viene aquí al caso es lo que dice a partir del minuto 1:05 "La única diferencia es que... cometí este error en la película "Sabotage" pero no volví a cometerlo... la bomba nunca debe explotar. Si llevas al público a esa situación (de tensión), se sentirán enfadados si luego no les proporcionas ningún alivio. Así que, alguien, con el pie, toca la bomba, mira hacia abajo y la ve, salta por la ventana y entonces explota la bomba. Justo a tiempo"

- Un último detalle, en este caso no de guión, sino una significativa elección del director, es que la película, tras tan demoledor desenlace, concluya con una alegre canción de estilo country (género que, evidentemente, evoca grandes espacios al aire libre) compuesta por el propio director y el músico de la película. Cuando ésta acabaca, se escuchan unas cuantas carcajadas de los músicos y comentarios jocosos sobre la canción que acaban de interpretar. Esta elección musical y el, para mí, decepcionante final me hicieron albergar ciertas dudas sobre la honestidad de “Buried”. A pesar de ello, sigo creyendo que se trata de una película muy arriesgada e interesante y recomiendo a quien, incluso tras leer este texto, tenga ganas de verla que, por favor, no deje de hacerlo.

Etiquetas: , , , ,

12.10.10

Ideología

En su post del pasado martes, David Muñoz hablaba de "Through stranger eyes" de David Brin, que analizaba “ideológicamente” algunas estructuras narrativas, sobre todo el Mito del Héroe, analizado en "El héroe de las mil caras" de Joseph Campbell, y denunciaba que detrás de este paradigma narrativo se podían encontrar ideas "fascistoides"; una exaltación de la aristocracia, etc.

Suelo ponerme a temblar cada vez que alguien analiza películas o series desde un punto de vista ideológico: es como sentarse ante un comisario que analiza el trabajo de uno, juzgándolo únicamente como algo políticamente eficaz o no.

Sin embargo, también opino, como David en su post, que los guionistas tomamos decisiones instintivas en nuestros guiones, sin sospechar siquiera las posibles interpretaciones políticas o ideológicas que éstas pueden tener.

Me gustaría dedicar un momento a pensar en este asunto. Os prometo que será menos pesado de lo que parece.

Tomemos una película comercial norteamericana de estudio. (Una peli que será o intentará ser) Un gran éxito . Veamos algunas características que suelen repetirse con cierta frecuencia.

1 Un héroe (habitualmente un hombre). Tipo corriente: inteligente, pero no excesivamente culto, bueno, pero no un santo, listo, pero no un genio.

2 Se enfrenta a dificultades exteriores. Al contrario de lo que muchos otros harían en su situación, el héroe decide enfrentarse al problema. Lo hace a su manera. Muchas veces su decisión le lleva a enfrentarse al colectivo, que no entiende su rebeldía.

3 A pesar de estar básicamente solo, el héroe sí cuenta con la ayuda de algún aliado o maestro que, en muchos casos, le insta a conectar con algún tipo de fuerza interior, más mística que racional.

4 Gracias a su esfuerzo, aplicando las enseñanzas del maestro y superando sus debilidades, el protagonista logra vencer el problema, el conflicto.

5 Tras este final feliz, el héroe regresa a la situación inicial… mejorada. Ahora se conoce mejor a sí mismo, ya que ha aprendido algo. La sociedad, en agradecimiento, también le tiene en mayor consideración: ahora es un poco más que un tipo corriente. Además, su éxito viene acompañado de algún tipo de triunfo secundario (éxito sentimental y/o económico).

(He extraído estas características generales de mi experiencia como espectador de películas. Seguramente me he dejado unas cuantas. Muchas de ellas coinciden con las etapas del Mito del Héroe. No es raro, dado que este paradigma narrativo se ha convertido en el molde por el que están hechas casi todas las películas comerciales. Evidentemente, hay muchos casos en los que los guiones no cumplen todos estos puntos. Por ejemplo, es muy habitual que el héroe moderno sea... un antihéroe que no alcanza un triunfo total ni una inserción social satisfactoria ni siquiera tras su éxito).

Vamos paso a paso.

¿Qué consecuencias ideológicas pueden sacarse de esos puntos?

Punto 1

- Estamos solos. La sociedad es un conjunto de individuos.

- Lo que mola es ser normal: citar a Dante es de raros. No hacer nada de deporte es de raros. Cuidarse mucho es de raros. No cuidarse nada es de raros. Hay un término medio. Eso es lo que mola. Ahí está el héroe. Lo extraordinario está oculto en lo ordinario.

Punto 2

- No se puede esperar demasiado de los demás. Cuando hay un problema, uno tiene que actuar por sí mismo. Las instituciones son ineficaces, cuando no corruptas.

Punto 3

- Existe el conocimiento. Existe la capacidad de transmitirlo. Aprender te hace más fuerte. Los soberbios no aprenden.

- Existen fuerzas místicas, poderes interiores… la realidad no se conoce únicamente con los sentidos y la razón. Hay algo más. Y la fe es la puerta.

Punto 4

- El esfuerzo obtiene recompensa. Una persona corriente que se esfuerza logra su objetivo.

Punto 5

- La mejor manera de obtener reconocimiento social es… separarse de la sociedad, llevar a cabo un acto de cierta rebeldía.

- El éxito individual suele implicar el reconocimiento social, sentimental y económico.

En resumen, el cine comercial de Hollywood, el que sigue este tipo de esquema de guión, viene a enfatizar básicamente una tesis que podría resumirse así: una persona corriente puede vencer cualquier obstáculo si se esfuerza y encuentra en su interior cierta fuerza interior. No cabe esperar mucha ayuda de la sociedad. Dejar de creer en uno mismo es la puerta a la derrota. Por cierto, el triunfo y la derrota son claramente distinguibles.

Como veis, básicamente, el cine comercial de Hollywood, utilizando habitualmente el paradigma del Mito del Héroe, trasmite los valores norteamericanos más clásicos: individualismo, meritocracia, búsqueda del éxito, exaltación del trabajo, de la educación como algo eminentemente práctico y de cierta “rebeldía” constructiva, creencia en la existencia de “fuerzas sobrenaturales” (religiones, fuerzas de la naturaleza, tradiciones milenarias) y una visión optimista que invita a confiar en el inevitable triunfo de la verdad y la justicia.

Personalmente, comparto muchos de estos valores (aunque no todos) e imagino que a muchos de vosotros (aunque tal vez no os hayáis parado a pensar demasiado en ello) os ocurre algo parecido.

¿Se debe el éxito del cine comercial a ello, a que conecta con los valores compartidos por la mayor parte del público o... tiene el público esos valores porque ha sido adoctrinado durante años por una ficción que pretendía imponerlos?

Etiquetas: , ,

6.10.10

Tal vez os puede interesar esto. A mí sí, desde luego.

5.10.10

El cojín

Esta mañana he puesto los pies sobre la mesa del salón y una peli en el DVD. Era un thriller francés de los setenta que un amigo que me había pasado y recomendado: "Police Python 357", del recientemente fallecido Alain Corneau, protagonizada por el actor y cantante Yves Montand.

Reconozco que al principio me estaba aburriendo un poco. Miraba con cierta frecuencia el contador del DVD, esperando a que aquello empezara a interesarme. Pasaban un montón de cosas, pero no me acababan de importar mucho. Para los que no la hayan visto y no piensen hacerlo, resumo ligeramente el argumento. (A partir de aquí hay spoilers - por cierto, ¿tiene uno que avisar de los espoilers de una peli de los setenta?)

Montand es un poli duro de la ciudad de Orleans. Su jefe, el comisario Ganay, está casado con una mujer paralítica, interpretada por Simone Signoret. Montand conoce a una italiana (Stefania Sandrelli) algo misteriosa con la que se enrolla. Su relación es bastante turbulenta. Esta era la parte en la que yo miraba el contador del DVD. Me aburría un poco. La chica me resultaba insoportable. Un par de sorpresas llegan cuando: nos enteramos de que la italiana es, también, amante del jefe del protagonista y, digamos que esto es tópicamente francés, la esposa del jefe, la paralítica, sabe todo sobre esta relación de su marido y parece aprobarla absolutamente.

De pronto, cuando ya estábamos en el minuto 30 (para alegría de los escritores de manuales de guión), la amante quiere romper con el comisario Ganay para estar únicamente con el protagonista. Ganay, sorprendentemente, se lo toma bastante bien. Tan bien, que su amante le recrimina su pasividad y falta de pasión. Le provoca tanto, que el tipo acaba matándola. Minuto 30.

Ganay huye de la escena del crimen. Poco después, consternado, llega a casa. Simone Signoret, la esposa paralítica, le pregunta qué ha ocurrido. Ganay le responde con breves explicaciones: la he golpeado, con un cenicero. ¿Qué has hecho con él? Lo he tirado al río... El comisario está hundido. La mujer, como siempre, tumbada en la cama, parece tranquila. Le dice a su esposo, en tono imperativo, que tome un cojín. Ganay busca un instante por la habitación. Su mujer le recrimina: no, el cojín está en un cajón de la cómoda. Ganay lo encuentra finalmente. La esposa le indica que lo deje junto a ella, en la cama, y apoye la cabeza sobre él. Ganay obedece. Se coloca junto a ella y pasan a hablar de lo que deben hacer a partir de entonces. Ella mantiene la cabeza fría, él se va tranquilizando poco a poco: no, no va a entregarse.

La película sigue. Dura 120 minutos con otro estupendo punto de giro en el minuto 90 (sí, todo parece encajar mágicamente en el esquema de los manuales de guión) os recomiendo que la veáis (por cierto, me parece estupenda carne de remake). Sin embargo, de la que os quería hablar es de la secuencia de Ganay y su mujer, la que os he descrito.

Mi pregunta es...

¿Qué pinta ahí el maldito cojín?

Sí, esa es mi pregunta. Un tipo vuelve a casa después de haberse cargado a su amante. No sabe si entregarse o no. Es un momento dramático. ¿Por qué carajo meten Corneau y Boulanger, su coguionista un momento en el que la mujer le dice al marido que saque un cojín de la cómoda? ¿Fue una ocurrencia del rodaje? Tal vez, pero… ¿por qué no la eliminó Corneau en el montaje? ¿No rompe la tensión de la escena ese instante de cotidianeidad? ¿No podía tumbarse el marido sin cojín? ¿No podía estar el cojín ya sobre la cama para evitar ese segundo aburrido y anticlimático en el que el asesino lo busca, con cierta torpeza?

Yo diría que ese cojín es… el cine europeo.

De pronto, en una escena importante de una película seria, de género, irrumpe algo cotidiano, realista pero absolutamente intrascendente para la trama.

Estas pausas o digresiones pueden romper el ritmo o aburrir al espectador, pero también logran que éste crea lo que está viendo.

Frecuentemente los guionistas eliminamos todo lo que no es importante o imprescindible para la trama. Sin embargo, a veces, ser tan estricto, adjudicar a cada frase que pronuncian y cada acción que realizan los personajes una finalidad estricta es, en cierto modo, eliminar cierta posibilidad de identificación y de realismo.

En la realidad, en la vida, cuando uno vuelve a casa y comienza a contarle a su esposa que viene de cometer un asesinato, todos lo sabéis por experiencia, en casa hay visita, es el cumpleaños del crío y aquello está lleno de enanos gritones, o la mujer le recrimina a uno que se eche sobre el edredón (se aplastan las plumas) o que, tras el crimen, haya olvidado pasarse por el supermercado (a estas horas ya habrán cerrado). En la vida no dejan de suceder cambios de tono, injustificables digresiones, chistes grotescos en situaciones terribles, discusiones interminables, diálogos incoherentes y muchos ratos muertos. Al escribir historias solemos eliminarlos porque sabemos que las historias no son la vida pero... las historias tratan sobre la vida.

La cuestión, como siempre es… ¿cuánta vida dejamos que entre en nuestras historias? En tu película, ¿buscaría el asesino ese maldito cojín?

Etiquetas: , , ,