27.4.06

¿Cuántas horas de ficción ves al día?

Otra de las preguntas que uno se hace frecuentemente es ¿para qué sirve un guionista? No sé, los médicos curan, los maestros enseñan, los chapuzas hacen chapuzas y cobran una pasta.

¿Para qué sirve un guionista aparte de para quejarse de que su vida es un asco, ir vestido de negro, con la cabeza agachada y lamentarse de que Spielberg le robara la idea de "E.T."?

Un tipo que curra en un banco sabe hacer algo. Cuenta billetes, te cobra comisiones, sabe qué botón tocar cuando un atracador le encañona con una pistola…

La mayoría de los guionistas no sabe ni conducir.

Bueno, está claro que un guionista sirve para escribir guiones. Pero… ¿es eso algo que necesita nuestra sociedad?

Pues sí. Desde el principio. En formas muy diferentes, pero parece que siempre ha habido tipos que contaban historias por los medios disponibles.

Historias reales o historias falsas. Supongo que cuando relataban por enésima vez cómo Drogolot (es lo más parecido a un nombre de hombre de las cavernas que se me ha ocurrido) se cargó a un mamut, empezó a apetecerles añadir un poquito de “pimienta” a la narración.

Parece razonable que nos interese conocer hechos reales. Puede ser útil para nuestra vida saber que en Irak hay una guerra (bueno, o una posguerra). Así sabemos dónde no ir de Luna de Miel, por ejemplo.

Pero, ¿para qué nos sirve la ficción? ¿Por qué necesitamos escuchar relatos que sabemos inventados? ¿Por qué dedicamos horas de nuestras vidas a ver a tipos embutidos en pijamas de colores subidos en naves espaciales y espaciosas (siempre son muy muy espaciosas)? ¿Nos servirá eso de algo?

No sé vosotros, pero yo me veo unas cuantas horas de ficción al día. Suelo ver uno o dos episodios de “Friends” a la hora de comer. Por la noche, un episodio de “Los Soprano” ahora que tengo la quinta temporada, o salgo al cine, unas dos veces por semana, de media. De vez en cuando, claro, alguna serie española, pongamos “Los Simuladores” el domingo, “Aquí no hay quien viva” (hasta que me doy cuenta de que es un episodio repetido tardo una buena media hora).

Calculo que, por lo menos, veré dos horas diarias de ficción diarias. ¿Qué veis vosotros? ¿Cuántas horas diarias más o menos? ¿Para qué? ¿Nos sirven de algo?

25.4.06

Kaufman contra Europa

Cuando éramos pequeños, mis hermanos y yo asediábamos a mi padre con preguntas bélicas muy complejas. Cosas del tipo: "¿Quién ganaría en una guerra entre España y Mónaco?". Y así cambiando lo de Mónaco por cuanto país, ciudad o barrio se nos ocurriera.
Bien, pues si alguien se había formulado alguna vez la pregunta: "¿quién ha escrito mejores guiones de cine a lo largo de la historia, Europa o Charlie Kaufman?", aquí tiene la respuesta. Nos gana 3 a 2. Sólo "La gran ilusión" y "8 1/2" consiguen puntuar para Europa.
Respecto al resto del mundo, evidentemente, no sale en la lista de los 101 mejores guiones de la historia (un guión por cada dálmata), votada por los miembros del sindicato WGA (sección Oeste). No le dejan sitio clásicos como "Jerry Maguire" o "Hechizo de Luna".

21.4.06

Linda Seger en Madrid... y yo de juerga

Este fin de semana, Linda Seger da una clase magistral en la SGAE. Ya sabéis que es la autora de algunos de los libros más famosos sobre la escritura de guiones.
Por una mezcla de insana tacañería, pereza y varios compromisos previos, no me he apuntado.
Si algún lector asiste y le apetece publicar aquí algún tipo de comentario o resumen de la conferencia, podéis enviármela a guionistaenchamberi@gmail.com.
Muchas gracias.

¿Qué demonios es un relato?

"¿Puedes decirme qué es un guión? ¿En qué consiste un relato?"

Kepa - Almería.

(Siempre que veáis que respondo a un tipo de Almería, es que me lo he inventado todo. Si alguien de Almería quiere hacer una pregunta, por favor, mejor escribe que es de Jerez. Y los de Jerez... Bueno, me estoy liando).

Con esta respuesta, iniciamos la serie Reflexiones que Parecen Profundas y son Perogrulladas (RPPP).

Vale, amigo imaginario, esto es lo que dice el diccionario de la Academia sobre la palabra relato.

relato: m. Narración breve, cuento

Pero... no sé, no es por ir de guay, pero a mí no me acaba de satisfacer esto. Pruebo con narración:

narración: f. Exposición de una serie de sucesos reales o imaginarios que se desarrollan en un espacio y durante un tiempo determinados.

Bien, aquí por lo menos se habla de sucesos (reales o imaginarios) que se desarrollan, estupendo. Lo de el espacio y el tiempo determinados... es un poco vacuo, ¿no? ¿Determinados por quién? Bueno, da igual.

Estoy seguro de que la definición del diccionario es ideal porque, al ser tan amplia, sirve para todo. Un conjunto de recortes de periódicos, de diferentes artículos, sería una narración según esa definición. Uno habla de un torero. El otro habla del Euribor. Cada uno con su tiempo y su espacio determinado.

Pero... no creo que hablemos de eso cuando hablamos de un relato, de una narración. En los relatos convencionales parece necesaria una cierta conexión entre los elementos. Tal vez no resulte evidente, pero suele haberla.

En "Syriana" varias tramas aparentemente inconexas tienen un elemento en común. Algunas personas influyen en, y se ven influidas por, otras personas a las que nunca conocerán. En otros casos, la unidad viene dada por un objeto o un lugar. Ejemplo, la historia de un barrio, una comunidad de vecinos, o los tipos que - pasándoselo unos a otros - poseyeron un Rolls.

Volvamos a la definición:

narración f. Exposición de una serie de sucesos reales o imaginarios que se desarrollan en un espacio y durante un tiempo determinados.

Para mí (y siempre hablando de una narración no experimental) en esta definición falta el elemento que conecta esa serie de sucesos reales. Esa conexión suele ser causal. No casual. Casual es todo lo contrario (ya hablaré sobre esto otro día).

Conexión causal. ¿A qué me refiero con esto? Pienso que, para que una narración tenga sentido, los sucesos que ocurran deben estar relacionados causalmente. Los que ocurren antes (en el "tiempo real", que puede no coincidir con el tiempo de la narración) actúan como causas de los posteriores (que, a su vez, son causa de los sucesos siguientes).

Hablo de sucesos por seguir la definición del diccionario, pero causas son también otros elementos como, por ejemplo, el carácter de los personajes. Si sabemos que un tipo es un auténtico avaro (carácter), entenderemos que pase las noches buscando monedas olvidadas en las cabinas telefónicas. O que se esconda tras una cortina cuando alguien proponga hacer un generoso regalo a un compañero de trabajo que se jubila (Sucesos).

Para mí, una narración es el relato de unos sucesos y sus consecuencias lógicas y necesarias.

Ya sé que suena pedante y algo árido. No sé si uno puede ligar mucho diciendo que se dedica a relatar sucesos y sus consecuencias lógicas y necesarias. Probaré este fin de semana.

¿Por qué meto en la definición lo de "lógicas y necesarias"? Parece un tanto redundante. Y tan pesado...

Vale, vale... vamos con lo de lógicas. Si tenemos a un ladrón, es lógico que, cuando esté mal de pelas, el tipo piense en robar una farmacia. Causa: está mal de pelas. Consecuencia: piensa en robar una farmacia. Pero si tenemos a un cura muy honrado, no parece lógico que, en la misma situación, se le ocurra darle el palo al boticario.

Ojo.

La lógica del mundo exterior tiene poco que ver con la de tu relato.
En realidad, tiene que ver o no, según tú lo desees.

Si en tu guión a los enfermos se les cura colocándoles sobre la frente un sapo verde que baila la Macarena, lo que no será lógico es que a la protagonista nuestro sapo benefactor no la cure. Vas a tener que currártelo, porque ahora todos sabemos que ese sapo bailón es la leche.

Es decir, cuando escribes, creas un mundo. Y, con él, su lógica. Esa es la lógica que regirá esa sucesión de causas y consecuencias de la que hablaba antes. No la lógica del mundo exterior (exterior al relato, se entiende).

Causa: nuestra protagonista se come el garbanzo negro. Consecuencia: ni siquiera el sapo que baila la Macarena puede salvarla, la chica va a palmarla. Consecuencia: nuestro héroe de larga melena acude al Sabio que Come Natillas para que le aconseje. Consecuencia: en el fondo de la Natilla, el Sabio ve que sólo obtener siete veces consecutivas un número impar en el juego de los dados puede salvarla y expulsar al garbanzo negro del cuerpo de la doncella. Consecuencia: el héroe de larga melena agita los dados y...
Es decir, inventas un mundo.
Si es realista, la gente juzgará los hechos con respecto a los parámetros realistas. Si es algo más fantástico, los juzgará, con respecto a los parámetros que tú mismo has establecido. Pero, eso sí, siempre esperará que los hechos sigan una lógica.


¿Por qué incluyo lo de "necesarias"?

Porque, en mi opinión, el espectador, el lector, tiene que percibir que... ése es el modo en el que tenían que suceder los acontecimientos. Nuestro ladrón está muy mal de pasta. Ha prometido que no volverá a robar. Pero... es que alguien deja un bolso abierto frente a él... se ve la cartera. Es más fácil robar que no hacerlo. Así que... no lo duda. Se pone en pie y desliza sus hábiles dedos en el bolso...

Claro. Cuando acaba la secuencia, pensamos: "era lo único que podía hacer".

En una narración bien contada, no nos cuestionamos si ese acto le corresponde o no al personaje. A mi entender, el mayor enemigo de una narración es el escepticismo... cuando uno se pregunta ¿y por qué no ha hecho esto otro? ¿Por qué no ha probado a escapar por la otra puerta? ¿Por qué no le pide dinero a su padre en vez de prostituirse? Creo que en una narración bien escrita, tenemos que matar a ese padre, tenemos que cerrar esa puerta ( o tiene que haber un peligro aún mayor tras ella - este es un modo de cerrarla, claro).

El espectador tiene que sentir que el comportamiento de nuestro protagonista responde lógicamente a los acontecimientos que le han sucedido y las caracterísiticas de su personalidad... y que... no podía comportarse de otro modo.

¿Dónde queda entonces el espacio para la sorpresa? Si una historia debe ser una sucesión de causas y consecuencias lógicas y necesarias, parece que el espectador verá llegar los hechos antes de que sucedan y el resultado será un coñazo insoportable, ¿no?

Creo que no.

Pero escribiré un poco más sobre esto la próxima semana, que ya basta por hoy.

19.4.06

MFI


Imagínate en una isla griega. Te has llevado el portátil y escribes una revisión de la escaleta para la sesión del día siguiente. Has dejado abierta la puerta del balcón de tu habitación del hotel y alguien te ha visto. Es el portugués, ese tipo que ha visto todas las películas de Benito Zambrano. De hecho, parece que ha visto todas las películas de todo el mundo.

Dice que va a la playa. Lleva la toalla y te pregunta, en ese inglés de andar por casa que se ha convertido en el lenguaje de la isla, si te apetece ir con él. Piensas un momento y decides que sí.

La playa no es de esas de los anuncios. No es de arena blanca. Es mejor. Es de verdad. Por ahí anda esa guionista del Este, esa que te ha mirado antes. Su historia (algo sobre un mago con problemas existenciales) te parece un poco coñazo, pero eso es lo de menos.

Intentas hacer el muerto pero nunca te sale… tragas algo de agua. Miras la isla. Casi se ve entera desde donde estás. Hay un volcán, pero… es un volcán tímido… de hecho, es un volcán que va hacia abajo, más bien, parece un desagüe. Mientras, piensas un poco en lo que ha dicho tu tutor sobre tu historia. Tal vez tenía razón con eso de fundir esos dos personajes en uno. De hecho, él quería fundir todos los personajes en uno. Es una locura. Lo dijo para provocar, para que te lo replantearas de nuevo... ¿O tal vez no?

Vuelves a la orilla. Sigues sin aprender a andar sobre esas piedras negras. Llegas medio dolorido. El portugués se ha sentado con ese tipo que habla con monosílabos, el turco que sostiene que “Killing Zoe” es la obra maestra del cine moderno.

Por la noche iréis a cenar a una de las tabernas del pueblo, tal vez a esa en la que sirven esos inmensos chuletones. Aunque tal vez esta vez te tomes un buen pescado hecho a la parrilla. O moussaka. Es una plaza preciosa, las casitas blancas y un gran árbol frondoso en el centro. Es increíble que baste con uno solo de esos cupones que te dieron los de la organización para pagar toda la comida.

Estaría bien tomar unas cervezas después de la cena en ese bar que hay junto al mar. Con dos cervezas, tal vez te atrevas a acercarte a la chica del guión del mago deprimido. Con tres cervezas le dirías que te ha gustado su guión. No tomes cuatro. Con cuatro le dirías la verdad.
Pero... también tienes que acabar la revisión de la escaleta.

Bueno, mejor no agobiarse, el sol se está poniendo ya. Es el mejor momento del día. Piensas que es irónico que estés en Grecia, donde empezó casi todo, intentando aprender a escribir. Bueno, es irónico y lógico a la vez.

Lo único malo del asunto es que no quedan demasiados días para que esto se acabe. Sabes que luego volverás, otras dos veces, a otras dos islas diferentes. Pero serán estancias más cortas y ya no hará tan buen tiempo. Casi todo el mundo habrá avanzado con su guión, otros habrán desistido definitivamente. Tal vez el húngaro se líe con la italiana. Tal vez consigamos entender de una vez la historia de ese francés. Y tal vez de paso también sepamos porqué nunca se cambia de camiseta.

Todo esto se llama Mediterranean Film Institute y lo disfruté hace unos años con mi amigo y co-guionista Juanma Ruíz Córdoba y muchos otros compañeros de un montón de países de Europa.

Tengo que decir que, cuando nosotros participamos en el MFI, Canal Plus Guiones era uno de los patrocinadores del seminario y corrió con todos nuestros gastos. Eso, ejem, contribuyó a hacer tan estupenda la experiencia. Ahora las cosas han cambiado en ese aspecto, ya no existe Canal Plus Guiones y creo que cada participante debe buscarse la financiación por su cuenta. También creo que han cambiado los lugares de algunas sesiones.

De todos modos, estoy seguro de que nadie se arrepentirá si participa en este seminario.

Coral Cruz, amiga y antigua responsable de Canal Plus Guiones, me pregunta si puedo incluir un enlace al MFI en esta página. Cómo no.
Pulsa aquí. Es la puerta al paraíso de los guionistas.

12.4.06

El escritor profesional según John August (y III)


Esta es mi tesis número 3:
No puedes elegir cuándo vas a ser profesional y cuándo vas a ser amateur.
Tal vez la mejor manera de demostrar esto, es remontarse a la época en que estabas en clase de geometría en el instituto. En el caso de muchos de vosotros eso fue… el año pasado. ¿Recordáis que había dos tipos de demostraciones? Unas eran directas: tenías que seguir unos postulados y axiomas para intentar demostrar algo. En las pruebas indirectas uno asume lo contrario y sigue hasta que se revela ilógico.
Esto es una prueba indirecta.
Digamos que, vale, que uno puede decidir cuándo es amateur y cuándo profesional. Sigamos con esa lógica.
¿Cuándo elegiría uno ser profesional? Bueno, posiblemente cuando estás haciendo bien tu trabajo. Cuando te sientes seguro de él. Es fácil ser profesional cuando todo el mundo dice que eres la leche.

¿Qué obtienes a cambio de ser un profesional? Bueno, a veces te dan acceso a lugares restringidos: por ejemplo, si eres un fotógrafo profesional te dejan entrar a una conferencia de prensa a la que no entra un amateur. También te pagan. Como guionista profesional, me pagan bastante bien por escribir diálogos ingeniosos. A un actor profesional le pagan mucho mejor por decir los ingeniosos diálogos que yo escribí (pero ése es otro asunto).
Si eres un profesional obtienes también el respeto de tus colegas. Te dejan sentarte en la mesa de los mayores, no en la de los críos. Y eso en sí, ya te supone una buena satisfacción personal.

¿Cuándo elegirías ser amateur? Bueno, posiblemente cuando no te sientes tan orgulloso. Cuando no sabes qué estás haciendo o cuando no eres demasiado bueno haciéndolo. O, al menos, en los momentos en que la gente te critica. Dirás: “Eh, ¿qué quieres? ¡Sólo soy un amateur!”

Eso suena a Ain’t it Cool News. Usas lo de ser amateur como excusa.
Básicamente, lo que estás diciendo es: “no me juzgues”.
Y aquí es donde esta prueba indirecta se estropea: la gente siempre te va a juzgar. No puedes evitarlo. No puedes controlar cómo te van a juzgar ni con qué criterios.
Lo único que puedes controlar es tu trabajo. Y es por eso por lo que tu trabajo, todo tu trabajo, tiene que ser profesional.
¿Y qué quiero decir con profesional?
Vuelvo a las cinco características de antes, para las que no tengo una buena abreviatura:
Presentación: si lo que escribes es desordenado, incoherente o incorrecto gramaticalmente, la gente te va a juzgar por ello
Precisión: Si te equivocas rotundamente, eso es grave. Y no sólo en el periodismo. Si extraes conclusiones sobre datos incorrectos, eso es un problema. Si estudias la clonación de humanos, puedes pasar de ser el héroe de Corea del Sur a ser su mayor villano en sólo una semana. Creedme, ese tipo no va diciendo por ahí: “No, entiéndeme, yo sólo soy un clonador amateur”.
Consistencia ¿La gente puede confiar en ti? Estoy seguro de que, en esta sala, todo el mundo ha tenido que realizar algún trabajo en grupo. Siempre hay un tío que se escaquea. Aparece tarde, no ha escrito lo que tenía que hacer… No seáis ese tipo. Tenéis que aparecer a tiempo y… preparados.
Responsabilidad: ¿Puedes defender lo que has escrito y lo que has hecho? Es muy fácil tener unos principios muy sólidos. Lo difícil es vivir de acuerdo con ellos.
Cumplir los mínimos del oficio: Volviendo al ejemplo del Día de Acción de Gracias, una vez que pasas a la mesa de los adultos, no vuelves a la mesa de los pequeños. Así que es mejor que no tires comida o dejarán de invitarte.
Mi tesis era: no puedes elegir cuándo eres profesional y cuándo eres amateur. Pero incluso se puede acortar.
Tesis 3.01:
Nunca eres amateur
Ahora mismo estás pensando: “mierda, esto es mucha presión. En cuando me titule, cuando esté en el mundo real, voy a tener que comportarme como un profesional.”
Y yo digo: no. ÉSTE es el mundo real. Tienes que ser profesional ya. Porque en todo lo que escribes, sea tu trabajo en clase de lengua o tu perfil en FaceBook (N.d.T.: directorio en Internet para estudiantes, muy popular en U.S.A.), lleva tu nombre escrito. Todo eso te representa. Y, en la era de Google, todo lo que has escrito, incluso ese extraño comentario que dejaste en un foro de Internet, estará siempre unido a tu nombre.
Así que tienes que preguntarte: dentro de un año, dentro de cinco años… ¿qué pensaré de aquello que escribí?
Sinceramente, no quiero ser un aguafiestas. Si te apetece escribir 1.500 palabras sobre tu gato en tu blog, hazlo. Sólo te pido, te ruego, que cuides la ortografía. Tu gatito se lo merece. Ponte cuidadoso y tómate hasta los asuntos más frívolos con seriedad.
El primer guión que escribí se llamaba “Here and Now” (“Aquí y ahora”). Era una tragedia romántica ambientada en Boulder, Colorado. Era el típico primer guión demasiado elaborado en el que intentaba meter todo lo que opinaba sobre cualquier asunto, porque tenía la impresión de que tal vez nunca iba a escribir otro guión, así que mejor meterlo todo en este.
Ahora, cuando lo releo, hago muecas de desagrado. Escribo mejor ahora que antes. Pero no estoy avergonzado de ese guión, porque es profesional. En cuanto a la presentación: no hay erratas llamativas. Es preciso, al menos en lo que se refiere a los detalles emocionales. Es consistente: hay unas pocas maneras aceptables de dar formato a un guión y cualquiera de ellas está bien si la mantienes durante todo el texto.
Y sigo sintiendo que puedo defender ese guión. Ya no lo envío como muestra de escritura pero, si alguien lo lee, puedo hablar con él y explicar porqué lo escribí así y no de otro modo.
Y, finalmente, esto es lo importante, el guión cumplía los mínimos del oficio. Aunque yo era un novato, no escribía para guionistas novatos. Escribía como si fuera un guionista profesional y así es como yo quería que se leyera mi trabajo.
Segundo ejemplo: actualmente, mantengo una página de Internet, básicamente un blog, sobre la escritura de guiones. Bajo el título hay una frase “una tonelada de información útil sobre guiones” que espero sea cierta. Comencé con la página porque cuando yo era un aspirante a guionista – fijaos que digo “aspirante”, no “amateur”- era muy difícil encontrar buena información sobre cómo se escriben guiones. Empecé a escribir una columna semanal en la que respondía a preguntas en IMDb y, posteriormente, usé esas consultas como base para mi página web.

La actualizo dos veces por semana y me la tomo verdaderamente en serio. No es mi trabajo. No cobro por ello; ni siquiera pongo esos anuncios de Google. Pero soy profesional con mi página web, en esos cinco sentidos de la profesionalidad. Quiero que tenga una buena presentación. Compruebo la ortografía. Compruebo que funcionen correctamente los enlaces a otras páginas. Intento ser constante y responder a las cuestiones semana a semana. En cuanto a los estándares del oficio, no miro a las páginas de otros guionistas, sino a las páginas más útiles en cualquier disciplina. E intento que mi web esté a esa altura.
Y lo hago porque lleva mi nombre. Creo que hay que mirar el nombre de uno como una especie de marca registrada. Así como la Disney no quiere que se publique un dibujo de Mickey Mouse agarrando con su blanca mano un cuchillo ensangrentado, yo no quiero que mi nombre vaya asociado a un texto mal escrito y poco profesional.

Tu trabajo es todo lo que tienes. Así que hazlo bien. Siempre.
Para acabar, quiero decir que mis críticas a “Ain’t it Cool News” o “US Weekly” o los blogs cutres no pretenden ser desesperanzadoras. En realidad, creo que estamos viviendo uno de los momentos más emocionantes en la historia de los medios. Las barreras para entrar nunca han estado tan bajas. Puedes hacer un corto con una cámara de 500$, colgarla en YouTube.com (N.d.T: página web dedicada a la descarga de vídeos) y ser un fenómeno mundial al día siguiente. Por medio de un blog puedes contestar a los medios de un modo que antes era inconcebible, y tus lectores también pueden responderte a ti.

Creo que la situación más parecida a la actual se vivió en los primeros noventa, cuando, de pronto, llegaron las impresoras láser. Yo era diseñador gráfico, así que creí que aquello era el paraíso. Pero, creo que todos recordamos lo que ocurrió, ¿no? De pronto, empezaron a surgir un montón de panfletos cutres. Y aprendimos una dolorosa lección: aunque puedas emplear 50 tipos de letra diferentes en la portada de un folleto, hacerlo tal vez no sea lo más adecuado.

Creo que lo que os estoy pidiendo, lo que os estoy rogando - leed mi subtexto- es que nos acerquemos a estas nuevas herramientas no como amateurs, sino como profesionales. Ese folleto cutre se tiró a la basura, en cambio, el texto que escribas en tu blog estará ahí siempre. Siempre.
Y los historiadores lo leerán y se preguntarán “Dios mío, ¿no usaban corrector ortográfico?”

Escojas la carrera que escojas, durante el resto de tu vida te tocará escribir. Prométete esta noche que lo harás como lo hace un profesional.

Gracias.

10.4.06

El escritor profesional según John August (II)


¿Qué quieren decir esas palabras, si es que significan algo aún?
La distinción clásica, y fácil, es que el profesional cobra dinero y el amateur no. Esta distinción sirve en muchos casos. Así distingues a un boxeador profesional de un amateur. O a un astrónomo profesional de un tipo que simplemente tiene un telescopio en el jardín.

Un amigo intentó otra definición: “amateur es alguien que hace algo sólo porque le gusta”. Si lo piensas, esto es un poco derrotista. Como si dejara de gustarte hacer algo desde que alguien comienza a pagarte por ello.
Tal vez sirva para la prostitución, pero no creo que sea universal, desde luego que no.
Por ejemplo, escribir guiones me provoca ahora las mismas sensaciones que cuando empecé, cuando dormía en el suelo y me alimentaba a base de tallarines. Es decir; odio escribir pero me encanta haber escrito. Haría cualquier cosa en lugar de sentarme y escribir una escena. Pero, ¿tenerla ya escrita y leerla de nuevo? Una gozada.
Y, realmente, la distinción basada en “cobrar dinero por el trabajo” no resulta demasiado sólida. Un fotógrafo amateur puede hacer una foto que acabe en la revista Newsweek. Eso no le convierte en un profesional. Alguien que tenga un blog puede vender anuncios de Google en su página, unos céntimos por cada clic. Y eso tampoco le hace un profesional, al menos no en el sentido en el que creo que queremos usar la palabra.
Y ésta es mi primera tesis de la noche:

Ser profesional no tiene nada que ver con cobrar

Cuando decimos “ser profesional” pienso que hablamos de “profesionalidad”, que es el conjunto de expectativas que tenemos sobre cómo debe actuar una persona. Voy a intentar especificar qué características son ésas.
La primera es la presentación
A esto le suelo llamar “que no te la sude”, pero me parece que tal vez no es el lenguaje apropiado para un acto académico.
Esto es lo que yo entiendo por “presentación”: digamos que escribes una carta comercial llena de erratas y errores gramaticales. No es profesional.
O eres el jefe de un tanatorio y te sientas junto a la familia del fallecido, vestido con tu camiseta de los Ramones. No es profesional.
Obviamente, lo que quiero decir es que hay unas expectativas sobre cómo debe presentarse un profesional, tanto en persona como por escrito. Quieres que tu público tenga una buena opinión de ti: y eso significa usar un corrector ortográfico y ponerte una camisa limpia.
Ser profesional significa tener un aspecto profesional.
La segunda característica de la que hablamos cuando decimos “profesional” es precisión.
Si eres contable y colocas mal la coma de los decimales, no estás siendo profesional. Si eres un cirujano que amputa el brazo sano, eso no es preciso, ni profesional. Y, además, es bastante grave.
La tercera caracterísitica es consistencia.
Digamos que vas a un restaurante y te ponen una estupenda comida mexicana. La siguiente vez que apareces, sólo te sirven comida húngara. ¿Volverías una tercera vez? Parte de la profesionalidad es ser consistente. Darle a la gente siempre lo que espera de ti.
Y, por supuesto, llegar a tiempo. Si eres consistente en entregar tu trabajo siempre tarde, eso tampoco es profesional.
Otra característica, responsabilidad.
Eso quiere decir que… si alguien formula la pregunta: “¿Quién hizo esto?” tú puedas levantar tu mano y decir: “fui yo”. Yo soy el responsable. En parte, responsabilidad es lo contrario de anonimato. Por eso las columnas de opinión van firmadas.
La última característica de la profesionalidad, al menos la última que se me ocurre, es cumplir los niveles mínimos del oficio.
Con esto quiero decir que en cada grupo de personas que hace un trabajo, sea el que sea, hay un consenso sobre lo que es aceptable y lo que no lo es. A veces, eso está reglamentado: por ejemplo entre los agentes inmobiliarios titulados, los abogados o la asociación de hostelería. Muchas veces, en cambio, es menos formal, pero eso no quiere decir que no exista. Los camareros que atienden a los clientes deben compartir su propina con los que sólo se encargan de poner las mesas y llevarse los platos, o los estudiantes deben compartir con sus compañeros sus apuntes antes de un examen. Hay un acuerdo bastante claro sobre lo que se debe hacer. Y, tal vez esto sea lo más importante, si no cumples son esos mínimos, hay consecuencias.
Así que, recapitulando, esto es lo que incluyo en mi definición de profesional:
- Presentación o “que no te la sude
- Precisión
- Consistencia
- Responsabilidad
- Cumplir los niveles mínimos del oficio
No hay manera de sacar un buen acrónimo de esto. Pero pienso que es de estas cinco características de las que hablamos cuando decimos “profesional”. Y eso nos lleva a:
La tesis número dos:
Un montón de medios de comunicación profesionales se comportan de un modo asombrosamente “no profesional
Esto parece bastante obvio pero no por ello es menos deprimente. Aquí hay dos revistas que compré en el aeropuerto cuando venía hacia aquí.
La primera se llama Us Weekly. La segunda, Ok Weekly (N.d.T.: son dos revistas del corazón en Estados Unidos). Podéis ver que las dos llevan artículos sobre cierta pareja de famosos.
Bueno… ya sabéis, me paso las noches en vela, preocupado por la boda de Tom y Kate. Para volver a hablar de mí, que es el asunto del que me siento más cómodo hablando, yo conozco a Katie Holmes de la película “Go”. La adoraba. Durante una temporada, la felicitaba por su cumpleaños. Pero entonces me di cuenta de que una chica de 19 años y un tío gay algo mayor que ella no podían tener nada en común.
Pero, bueno, Dios les bendiga. Parece que les va bien juntos.
Eso es lo que esperamos. Pero es difícil de decir, porque, mientras una revista dice que su relación es de lo más sólida, la otra dice que están en crisis. Intentemos aplicar nuestros estándares de profesionalidad a estas revistas para ver cómo estamos.
Presentación: podríamos poner pegas al tipo de letra elegido, tampoco me gusta que escriban sobre las fotos, parece el anuario del instituto. Pero no hay erratas. No se puede decir que la presentación no sea profesional.
Precisión: Bueno… eso es más difícil de decir. ¿Se están separando Tom y Katie realmente? Yo mismo he estado en relaciones en las que no sabía seguíamos juntos o si aquello se acababa.
Consistencia: No es su punto más fuerte. Si recordáis el caso de Jessica y Nick - lo sé, es conmovedor – (N.d.T: Se refiere a Jessica Simpson y Nick Lachey, matrimonio de famosos del espectáculo, actualmente en trámites de divorcio), una semana era la culpa de él, la siguiente, de ella. Y te daba la impresión de que los periodistas escribían las dos versiones y luego decidían cuál iba mejor con las fotos de esa semana.
Responsabilidad: ¿Cómo se sabe si hay problemas en esa pareja? “Fuentes aseguran”. Ya. Fuentes. ¿Por qué me cuesta tanto creer a esas fuentes? Tal vez porque las fuentes cuyos nombres sí se mencionan no tienen nada que ver ni con Tom ni con Kate y solamente se dedican a especular.
Esta tendencia es peligrosa, porque siempre puedes encontrar a un tipo que diga cualquier cosa en tu lugar. Algunos se hacen llamar “experto en la vida social” o “observador de famosos”. ¿No somos todos “observadores de famosos”? Yo me he comprado esta revista. Eso me convierte en un observador de famosos.
Niveles mínimos del oficio: he elegido dos revistas. ¿Son todas iguales? Honestamente, creo que Time o Newsweek suelen tener niveles más altos, sobre todo cuando cubren noticias y no tanto cuando hacer “periodismo de entretenimiento”.
“Periodismo de entretenimiento” es uno de esos conceptos que se hacen más preocupantes cuanto más los piensa uno. Para mí es como ese dibujo que crea una ilusión óptica o ves un jarrón o ves dos mujeres mirándose la una a la otra. ¿Es periodismo sobre el entretenimiento o periodismo entretenido?
Pero, obviamente, no le pedimos a “Entretainment Tonight” o “Access Hollywood” los mismo estándares que a “60 minutes” (N.d.T.: “60 minutes” es un prestigioso programa informativo de la CBS). Como espectadores, lo vemos y pensamos: “Es un programa sobre famosos” y asumimos que casi todo lo que vemos es un montaje. El asunto se vuelve un poco extraño cuando tienes a una presentadora de informativos como Diane Sawyer (N.d.T.: presentadora del informativo de la ABC) yendo a África con Brad Pitt para hablar sobre el hambre. No es una auténtica noticia. Y creo que hace difícil tomarte en serio a Diane Sawyer cuando da noticias de verdad.
Una de las cosas que no es demasiado evidente para la gente que vive y trabaja fuera de la industria del cine es que Hollywood es una ciudad bastante pequeña. Todos se llaman por sus nombres. Aunque no se conozcan. Y tenemos dos periódicos locales: Variety y The Hollywood Reporter.
Si trabajas en la industria, te suscribes a los dos y te llegan a casa cada mañana. Variety es conocido por estar escrito en una jerga de expertos que lo hace casi ilegible (N.d.T.: Aquí August da varios ejemplos intraducibles).
El Hollywood Reporter, en cambio, está escrito en inglés.

Los dos periódicos tienen versiones en Internet con aproximadamente los mismos contenidos que en papel. Pero el Hollywood Reporter también tiene un blog, escrito por su Editora adjunta, Anne Thompson. El blog no contiene artículos completos, más bien párrafos cortos. Bueno, lo que conocemos como un blog.

Hace una semana leí algo en ese blog que me molestó un poco.
“Gracias a Stax, el experto oficial de ING FilmForce en Bond, por este enlace a una descripción del nuevo guión de James Bond. ¡Si no quieres que te “destripen” la historia, no entres aquí!”
Y luego incluía un enlace a una reseña del guión de la nueva película de James Bond.
Ahora, si has estado atento a esta especie de conferencia en forma de monólogo, recordarás que no acabo de llevar bien eso de las críticas de guiones. No creo que sean algo bueno. Para mí, es como decir que un niño va a ser feo con sólo mirar su ecografía.
Yo estaba irritado por la crítica al guión de “Charlie y la Fábrica de Chocolate” en Ain’t it Cool News y eso que era una crítica falsa. Ahora resulta que la Editora Adjunta del Hollywood Reporter enviaba un enlace a la crítica a un guión. No me pareció bien. Así que la llamé.
Su primera pregunta fue: “¿Qué pasa? ¿No va bien el enlace?”
Sí, funciona. Pero creo que no deberías poner ese enlace.
Le pregunté si iba a publicar la misma información en la version impresa del Hollywood Reporter. Me dijo que no, claro que no. Esto era un blog y los blogs son diferentes.
Y es ahora cuando nos acercamos al núcleo del asunto: ella envidiaba a los blogs. En cierto modo, ella envidiaba a Ain’t It Cool News, porque ellos pueden informar sobre rumores y especulaciones sin las mismas responsabilidades que el Hollywood Reporter. Los periódicos comerciales tienen con los lectores el contrato implícito de que sólo van a informar sobre hechos comprobables. Los blogs no. Y, gracias a esto, pueden hace lo que quieran.
Mantuvimos una buena conversación sobre porqué incluyó esa pieza y sobre la diferencia entre Periodismo con P mayúscula y lo que sale en Internet. Finalmente, ella revisó el artículo y eliminó el enlace.
Lo que no le dije, pero os lo digo ahora a vosotros, es que creo que fue muy poco profesional por su parte el publicar esa información. Es ridículo que tuviera que llamarla para que ella accediera a eliminarla.
Volviendo al asunto de la profesionalidad: no hay duda de que ella es una periodista en sentido clásico del término. Es editora y está en la nómina de uno de los periódicos más respetados de la industria. No puede decir: “no, en este contexto, sólo soy alguien que escribe un blog. No me juzgues con los mismos criterios”

7.4.06

El escritor profesional según John August (I)



Aquí va la primera parte de la prometida traducción del texto de John August. Podéis encontrar el texto original en inglés aquí.
Se trata de una conferencia que dio en la Trinity University de San Antonio. Es larga, por eso la he dividido en tres entradas consecutivas, pero creo que merece la pena

La escritura profesional y el auge de los amateurs

Decidí que mi conferencia de esta noche no fuera estrictamente sobre la escritura de guiones sino sobre escritura en general. Todos los que estáis en esta sala sois escritores. Podéis escribir guiones o trabajos de documentación. Desde luego, todos escribís correos electrónicos. Todos sois escritores profesionales en algún campo.
Y quería hablar sobre lo que significa eso.
Pero, antes de nada, quería hablar de mí mismo.

El 21 de marzo de 2004, hacia las nueve de la mañana, recibí un correo electrónico de mi amigo James que decía: “Enhorabuena por la estupenda crítica de “Charlie y la Fábrica de Chocolate” en Ain’t It Cool News!”
Este mensaje fue desconcertante por un par de razones.
Primero: la película todavía no se había rodado. Ni siquiera estaba en producción. Así que la crítica era realmente una crítica del guión. A los estudios y a los profesionales del cine no les gusta nada, absolutamente nada, que un guión salga a la luz y sea comentado en Internet porque se inicia una serie de conjeturas y rumores sobre lo que va a rodarse y lo que no. Así que sabía que no iba a tardar en recibir llamadas de pánico de Warner Bros.
Pero antes tenía que leer qué había en Ain’t It Cool News. Supongo que todos sabéis qué es Ain’t It Cool News. Es una página de Internet llevada por un tipo gordo de pelo rojo en la que comentan películas que van a estrenarse y ponen a todo el mundo a parir. Al final de cada artículo, los lectores escriben comentarios que suelen ser incomprensibles incoherencias tipo Hulk Hogan. Eso es Ain’t It Cool News.

Así que me metí en la página. Empecé a leer. Voy a abreviar un poco aquí, por que es muy largo. No lo había escrito uno de los habituales. Lo enviaba alguien que se hacía llamar Michael Marker.

“Queridos todos, no soy ninguna infiltrado, sólo un chico con suerte y un padre en el negocio. Así que, con medio-permiso paterno, un profundo amor a Roald Dahl, y un acrecentado respeto a John August, os escribo mis opiniones sobre su adaptación de “Charlie y la Fábrica de Chocolate” de Dahl”.

A estas alturas, pasado un párrafo, estoy bastante nervioso. Pero eso de “acrecentado respeto” suena bien. Así que… ¿quién sabe?

Primero, permitidme que diga que voy a estropearos algunas sorpresas. El guión está lleno de ellas. Muchos detalles entremezclados con la trama, como el rojo y el blanco en una barra de caramelo – rico y vital”
Vale, un poco barroco, pero bueno.
“Al igual que en la adaptación de Peter Pan de P.J.Hogan, August sigue firmemente el texto de Dahl y su subtexto, destacando partes clave de la historia y los personajes, pero también reforzando la visión de Dahl con una impetuosa creatividad.”

Guay. Cómo molo.
“Nada más comenzar con la reconstrucción de esta historia, August decidió cambiar la ubicación, de un mundo de concursos sesenteros, de aire británico, como recién salido de Oliver Twist, a un lugar, Hershey, Philadelphia, mezcla de Detroit –Pittsburg - Chicago o cualquier sitio de las afueras. Hay tiendas tipo Walgreen en las que se venden las barras de Wonka y la madre de Charlie trabaja horas extra en una fábrica de zapatillas de deporte. August incurría en el peligro de pecar de arrogancia al americanizar la historia. Pero estoy seguro de que el señor Dahl estará orgulloso.”

Aquí es donde me quedo perplejo. “Perplejo” no es posiblemente la palabra adecuada, porque implica una reacción intelectual, mientras que lo que yo siento es físico. Es el tipo de náusea que sientes cuando estás cayendo. Porque… la historia no transcurre en Hershey, Philadelphia. Y la madre de Charlie no trabaja en una fábrica de zapatillas de deporte. Ni mucho menos. Pero sigo leyendo.

“La aparición de Wonka: por supuesto, la clásica caída del bastón de Willy. De pronto, un anciano entre la multitud lo estropea todo. “Impostor! – grita a Willy. Y saca un mando a distancia en el que pulsa un botón y “congela” a Wonka. El hombre se rasga la cara y viola!”

Dice “viola!” Pero creo que el escritor quería decir “voilà!”
“Él es Wonka. Hace una bola con la falsa cara y simula darle un mordisco. Vuelve a pulsar un botón en el mando a distancia y el robot Wonka hace una reverencia”

Esto no es ni remotamente lo que ocurre en mi guión. En nuestra versión hay un homenaje – parodia a “It’s a Small World(N. d. T: Famosa atracción de los parques de Disney) en el que las pequeñas marionetas se incendian y derriten. Así que tengo que parar y pensar “¿qué demonios estoy leyendo?”. ¿Se encontró este tío un guión viejo basado en la misma historia y creyó que era el mío? ¿O se lo está inventando todo? Sea lo que sea, esas náuseas se están convirtiendo ahora en temblores.
Pero sigo leyendo.

“Un pequeño detalle, las puertas en Bucket house y en la Fábrica de Chocolate nunca se cierran del todo. En la casa, es una costumbre humana, en la Fábrica es un silbido mecánico que detiene las puertas cuando están cerradas al 99 por ciento.”

No tengo ni idea de qué es esto. Ni siquiera sé lo que quiere decir.
“Aunque es sobrio en las descripciones, las frases de August se disfrutan como un caramelo: “Sacude esas piernas y esos brazos, chico, no quiero secretos en esta casa”, “un perro ladra a lo lejos, un perro diferente, oscuro, seductor””
Vaya. Si soy capaz de describir a un perro seductor es que soy un escritor bueno de verdad.

Y entonces llegamos a los Oompa Loompas (N. d. T.: los Oompa Loompas son las pequeñas criaturas que ayudan a Willy Wonka en su fábrica de chocolate).
“Wonka explica su historia en un tono tan extraño como el de la carta de Thomas Jefferson a Tom Hart, un colega, también propietario de esclavos, en 1806. “Los negros han sido transplantados desde la Selva Mortal del Conflicto Tribal y los demonios de la Enfermedad y el Hambre, pero todo esto contra su voluntad. Algunos dirán que es la benevolencia del hombre blanco. Yo digo que así son las cosas””

Joder. ¿Thomas Jefferson? ¿La benevolencia del hombre blanco? Para que no se nos olvide: esta es una película sobre un Ticket dorado y una mágica fábrica de chocolate. Creo que no estamos hablando de las ramificaciones sociopolíticas del imperialismo occidental. El artículo viene firmado “Un amoroso trabajo de ficción de Michael Marker”

Así que el tipo está diciendo que se lo inventó todo, pero está aquí, en Internet, presentado como si todo fuera cierto. Esta “crítica” es exageradamente positiva pero también es exageradamente equivocada.
¿Y qué hago yo?

Afortunadamente, conozco a una persona en Ain’t It Cool News. Se llama Jeremy, pero escribe bajo el nombre “Mr. Beaks”. Había comido un par de semanas antes con él y hablamos de “Big Fish” y “Tarzan”. Así que le envío un correo electrónico diciendo: “eh, esa crítica del guión de “Charlie” es un invento”.

Bueno, realmente no digo eso. Les digo: “ese tipo os está engañando”. No a mí, no. Es ése tipo, Michael Marker, el que está ensuciando el buen nombre de Ain’t It Cool News intentando colar sus incoherentes inventos como si fueran verdad. ¿Cómo se atreve?

Y funciona. Mr. Beaks habla con Harry y Harry publica un nuevo artículo, diciendo que la crítica era un timo. No quitan el artículo original pero bueno… más o menos está resuelto.

Pero no puedo evitar pensar… ése artículo era un invento pero era muy muy positivo. ¿Qué hubiera pasado si fuera negativo? ¿Me hubieran creído Mr. Beaks y Harry Knowles? Posiblemente no. Hubieran pensado. “si se pica… por algo será”. Mis quejas hubieran hecho que los lectores creyeran aún más en esa falsa reseña.

Lo que pasa es que si alguna vez vas a Ain’t It Cool News u otra página web similar de las dedicadas al cine, criticándoles por publicar una crítica de un pase previo y privado, por ejemplo, siempre recibes la misma respuesta:

“Eh, no somos periodistas profesionales. Sólo somos unos cuántos tipos a los que les encantan las películas.”

Y aquí es donde llegamos al tema de la noche: lo profesional frente a lo amateur.

5.4.06

Comentario de los enlaces

Como habréis visto, ahí a la derecha tenéis una lista con enlaces (links) a otras páginas útiles para guionistas, aspirantes a guionistas o lo que seáis, queridos lectores.
Intento no poner muchísimos enlaces, sino unos pocos que sean verdaderamente útiles.
IMDb es la mayor base de datos sobre cine, la que más se usa en el negocio. Y, paradójicamente, muchísimos guionistas, directores y productores españoles no se preocupan de tener actualizado su repertorio. Os recomiendo que, en cuanto algo vuestro se ruede, sea un corto, un episodio de TV o lo que sea, lo añadáis a IMDb. Cuando tengáis un bajón, metéis vuestro nombre en su buscador y ahí está vuestro corto, o vuestro nombre, al lado de "Casablanca", Billy Wilder o Marilyn Monroe. Eso anima a cualquiera. (No lo hagáis más de veinte veces al día, puede producir megalomanía).
Abcguionistas es el principal portal para guionistas en castellano. Hay un foro bastante activo, frecuentado por noveles y bastantes noticias y entrevistas con guionistas. Creo que en castellano es de lo más recomendable.
Los enlaces a DAMA, SGAE y ALMA son más institucionales. Las dos primeras son las dos entidades de gestión de derechos de autor (siempre a la greña, por cierto). La tercera es la asociación nacional de "autores literarios de medios audiovisuales" (siempre que lo leo, me suena algo contradictorio, como si fuera la "Asociación de vendedores de refigeradores en Alaka").
Pianista en un burdel me parece la más ingeniosa de las escritas por un guionista español (en su caso, se mantiene en el anonimato).
Para los que leáis inglés: The Artful Writer (El escritor experto, aprox.) es la página de Craig Mazin, guionistas de "Scary Movie 3". La página es útil y bastante seria.
Mi favorita es, como ya os imaginaréis lo habituales de por aquí, la de John August. Útil y divertida. Por cierto, me he puesto en contacto con él por correo electrónico y me ha dado permiso para traducir algunas entradas en este blog (sí, fue emocionante para mí, todavía tiemblo). Dentro de poquito colgaré la primera traducción.

3.4.06

Compañeros de trabajo

Hace años, cuando era un crío, vivía en Barcelona. Mi madre trabajaba en una empresa de gas natural. Mi padre, en una de yogures. Un compañero de trabajo de mi madre tenía un hijo que, al tiempo, enfermó de cáncer.
Años más tarde, yo acabé en Chamberí. Trabajando de guionista. Cuando se estrenó "Planta Cuarta" fui a verla, y, aunque algo decepcionado por la dirección de Antonio Mercero, salí con la impresión de que era una buena historia, contada por alguien que se acercaba de un modo original y espontáneo al drama de unos chavales que tenían cáncer. "Para hablar así de algo, hay que haberlo pasado" - pensé. O ser muy buen escritor.
Posiblemente, el hijo del compañero de trabajo de mi madre, Albert Espinosa, cumple los dos requisitos. Desde entonces, ha escrito para televisión, cine y teatro. Según este estupendo artículo de Babelia, está preparando su debut como director de cine.
No le conozco personalmente, pero, de alguna manera me siento un poco unido a él, aunque sólo sea porque nuestros padres fueron compañeros de trabajo durante un tiempo. Y ahora nosotros también lo somos.